dilluns, 17 de febrer del 2014

25N Proyecto Fotográfico contra la Violencia Obstétrica

Hola a todas/os!! 
Hoy una entrada diferente. Hace unos días Lu Carreras lanzó un proyecto, por desgracia muy necesario aún. Se trata de un proyecto fotográfico contra la violencia obstétrica que se sigue practicando por parte de algunos "profesionales". Falta de respeto, comentarios poco oportunos o decidir por la mujer sin preguntar son algunos de los aspectos que hacen que un momento especial, termine por ser un momento traumatico para muchas mujeres.  
La podéis seguir y poneros en contacto con ella en: https://www.facebook.com/25Nproject?fref=ts 
y para mas información del proyecto: http://lucarrerases.wix.com/25nproject

Con esto os dejo mi relato de parto:

Ilana nació el pasado 8 de octubre. La verdad es que antes del embarazo nunca me plantee como quería que fuera mi parto, simplemente tenía la idea “estándar” de un parto. Me imaginaba en una sala fría, muy iluminada, tumbada en una cama, gritando de dolor y llena de “profesionales” que me tenían que ayudar y gracias a sus conocimientos y a todo el amplio abanico de utensilios existentes en el mercado podía nacer mi hija.
A medida que iba avanzando el embarazo, empecé a seguir  “Dona Llum: Associació Catalana per un Part Respectat”.  Allí se me abrió un nuevo mundo. Empecé a leer relatos de partos de otras mujeres, algunos positivos y otros negativos, en el hospital y en casa, vi videos de partos, leí muchos artículos y datos acerca de cesáreas, episiotomías… y cuál fue mi sorpresa? UN PARTO PUEDE SER BONITO y sin necesidad de intervenciones!
Y así fue como lo quería. Cuando le comente a la comadrona que quería información sobre parto natural en el hospital que me tocaba, me desvió el tema y me dijo que  lo hablaríamos más adelante, le volví a preguntar y me volvió a desviar el tema. Con todo esto ya habíamos contratado a una matrona para que asistiera el parto en casa, pero de todas formas quería información del centro por si tenía que terminar allí por algún motivo. Finalmente me derivo al hospital. Fui a la charla. Allí había una mujer indignada con su primer parto que termino con cesárea (ella aun no sabía el porqué),  informándose sobre parto natural para su segundo hijo. Esta le dijo a la comadrona que ella no quería que todo el mundo que pasaba por allí le metiera los dedos (como le paso con el primer parto) para hacer un tacto, le dijo que no quería estudiantes que la fueran tocando y la respuesta de la comadrona fue que ese hospital era universitario, que si no le gustaba que se buscara otro! Se me encogió todo en aquel momento. A parte de esto (que no es nada insignificante) nos explicó todo el arsenal de protocolos que tienen en el hospital que se tienen que cumplir estés de acuerdo o no (según no dijo ella). Me convenció cero.
No quería que mi parto dependiera del buen o mal día que tuvieran los “profesionales” del turno, así que agradecí enormemente mi decisión de tener a mi hija en casa. Me aterraba la idea de la falta de respeto, que se pasaran por alto mis decisiones, que dramatizaran la situación para poder intervenir,  que sacaran a mi hija de cualquier manera (fórceps, ventosas…) y también me aterraba la idea de no tener intimidad y estar en un espacio que no sintiera mío, el ambiente para mi era muy importante (luz de vela, música suave, fragancia de lavanda, mi comedor, mi cama, mi sofá…).
Mi hija nació en casa 23h después de haber roto aguas, tras 5h de contracciones y sin necesidad de cortar ni dar puntos. A las 12h en el hospital me lo hubieran provocado.



El lunes 7 de octubre de 2013 a las 6.00h rompí aguas. Ya no pude volver a dormirme así que me fui a preparar mi spa particular. Inunde el baño con velas y incienso, me llene la bañera y me relaje. Me encontraba con mucha energía, sabía que ya quedaba poco y aunque no había tenido ni una sola contracción estaba más tranquila que nunca. Al rato me entro hambre. Llame a Jordi que seguía durmiendo. Entro aún dormido y cuando me vio, muy nervioso, pregunto si había parido!! No me pude aguantar la risa. Sobre las 9.00h llame a Marisa, la comadrona para contarle que había roto aguas y que iba perdiendo poco a poco. Aquel día desayunamos tranquilamente, nos fuimos a hacer la compra, paseamos, comimos en casa (por cierto tenia más habré que nunca y solo me apetecía pasta y comí mucha)  y por la tarde nos recorrimos varios concesionarios. Con todo esto Marisa me iba llamando para ver cómo iba. Seguía perdiendo agua y sin contracciones. A las 19h empecé a notar un algún leve pinchazo, pero no dolía, con lo que no asocie con una contracción. Más tarde sabría que fueron las primeras. Una de las llamadas con la matrona, le hice llegar mi gran preocupación: al día siguiente por la mañana tenia hora al hospital para las primeras correas y no quería ir, no quería que vieran que había roto aguas, no quería quedarme allí. Ella me tranquilizo y me dijo que no pasaba nada, que aquella noche seguramente me pondría de parto “los partos se aceleran de noche”. Llegamos a casa, yo me encontraba muy bien pero no me apetecía mucha cosa para cenar, solo quería comer fruta y así lo hice. Nos sentamos en el sofá a ver la tele. Al rato y sin ser consciente de lo que hacia, empecé a encender muchas velas y a distribuirlas por toda la casa, puse esencia de lavanda y Jordi me ayudo a llenar la piscina. En el comedor, ya por la mañana, instalamos dos colchones de lana que teníamos y una colchoneta. Cada vez los “pinchazos” eran más intensos. Esto ya deben ser contracciones, pensé yo.

A las 24h las contracciones  eran mas seguidas y cada vez mas intensas. Yo ya empezaba a desconectar y a meterme en mi mundo particular, no quería saber nada así que Jordi era el que estaba en contacto con Marisa. Al principio cuando aún eran indoloras, me metí en la piscina para relajarme, aguante poco ya que me apetecía estar de pie y andar. De allí me fui directamente al rincón del comedor donde pusimos los colchones, entre el sofá y la chimenea, pues quedaba recogido y me sentía segura allí. Me pase las horas siguientes en ese espacio. Poco a poco la intensidad de las contracciones iba subiendo, con lo que agradecía enormemente la presión que hacia Jordi con sus manos en las lumbares ya que aliviaba mucho el dolor. Normalmente entre contracción y contracción me sentaba para descansar y cuando notaba que llegaba o me levantaba o me ponía de rodillas al suelo, pero llego un momento que eran tan seguidas que si me tumbaba no me daba tiempo a levantarme y era insoportable pasar una contracción tumbada. Al final tuve que estirarme un rato porque estaba muy cansada y tuve que aguantar las contracciones como podía. Creo que de vez en cuando al minvar la contracción me dormía, hasta que llegó un momento que mi cuerpo me pidió levantarme, necesitaba empujar. Me arrodillé encima de la colchoneta, Jordi estaba delante y me sujetaba a él, Marisa se puso por el suelo y con cada contracción empujaba pero estaba agotada. La comadrona me dijo que le diera una mano, lo hice y pude tocar la cabeza aún dentro. Aquello me dio fuerza y con la siguiente contracción salió la cabeza y en la siguiente todo el cuerpo. Después de esto ni me acordaba del cansancio, cogí a Ilana en mis brazos, era la cosa más bonita que había visto nunca y aquel olor me cautivó. Me miraba tranquila bajo la luz de las velas. Dos contracciones más y salió la placenta.  Al rato cortamos el cordón y nos quedamos allí tumbadas tranquilamente.

Con este relato quiero hacer visible la importancia de divulgar y hacer llegar las historias a otras mujeres que, quizá como yo, nunca antes nos habíamos planteado nada sobre el parto y tienen una única idea acerca de este.  Con la divulgación tenemos que hacer visibles otras formas de parto, hacernos respetar y poder decidir como parimos, porque podemos, estamos programadas para hacerlo, simplemente debemos confiar en nosotras y dejarnos llevar por el momento, nuestro cuerpo sabe que debe hacer. Si necesitas gritar, grita, si necesitas bailar, baila, que nadie te cohíba, déjate ir y disfruta del momento.
Y agradecer enormemente a esas mujeres que escribieron sus historias de parto y que los mostraron. Gracias a todas vosotras mi hija pudo llegar a este mundo en un entorno tranquilo, preparado y pensado especialmente para ella y con las personas que la queremos.   
Y gracias Marisa por tu dedicación y respeto en todo momento. 




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